Una visión positiva de lo vivido.
Estando en el ojo del huracán no podemos ser completamente conscientes ni del cambio ni de los aprendizajes. Más que cambio – que tiene un aroma a romper algo, a perder algo, a sufrir – me gustaría decir evolución. Más o menos disruptiva, pero evolución. Y eso es consustancial a nuestra propia trayectoria vital como colectivo. Aunque haya sufrimiento en este proceso, servirá para mejorar. La situación de urgencia ha fomentado más colaboración, nos está haciendo más flexibles a gestionar la incertidumbre, potencia enfocar en lo importante, nos endurece, genera productividad, nos enseña a relacionarnos de otra manera, reduce lo superfluo y ayuda a conciliar. Somos un poquito más juncos que ayer. Más flexibles y más resistentes.
Retos para el futuro.
Pienso que el futuro debe ser más equilibrado, ajustando ciertos dislates de la Globalización, acompasando la legislación, potenciando de manera definitiva la digitalización, salvaguardando las iniciativas de defensa del planeta, y haciendo aparecer un liderazgo político menos tacticista, más generoso, mejor preparado intelectualmente y más constreñido por una Sociedad Civil que verdaderamente sea la fuerza del cambio.