Una visión positiva de lo vivido.
La pandemia ha recordado algo olvidado: la fragilidad de las sociedades. Pero también ha demostrado la capacidad que tenemos para adaptarnos a lo desconocido y dar con soluciones que, en muchos casos, han exigido casi la heroicidad. Y lo hemos hecho. Ha sido admirable la rápida adaptabilidad y la increíble fortaleza para ofrecer respuestas, a pesar de las enormes dificultades, y garantizar la seguridad de las personas. En nuestro caso particular, se ha hecho más evidente que nunca el valor social del seguro.
Retos para el futuro.
La pandemia ha cambiado la forma de vivir. Y lógicamente, va a transformar definitivamente la cultura empresarial y los negocios. Las empresas tendremos que ser capaces de responder a las nuevas prioridades de las personas, sean clientes, empleados o la sociedad en su conjunto. Tendremos que construir empresas más rápidas, eficientes, flexibles, más creativas, más personalizadas y sostenibles, que sean útiles a las sociedades en las que operen y capaces de anticiparse a un entorno en variación constante, sin perder por eso su solvencia y fiabilidad, ni rebajar la calidad y creatividad de sus soluciones.