
Una visión positiva de lo vivido.
En momentos como estos de tremenda disrupción, uno de los pilares más importantes para enfrentarnos a los retos que se nos plantean es nuestro capital humano. Es cierto aquello de que el ser humano se crece en la adversidad y lo estamos comprobando en esta crisis. Es apasionante comprobar cómo los equipos, contando con un liderazgo sólido, son capaces de anticiparse y responder con agilidad, adaptarse al cambio con altas dosis de resiliencia, superarse y aportar valor en circunstancias totalmente inéditas. Y todo ellos movidos por unos valores comunes tales como la excelencia, el respeto y la solidaridad.
Retos para el futuro.
Una vez superemos esta crisis, claramente, el mundo se enfrenta a formas y hábitos muy distintas en cuanto a relaciones humanas: ¿hasta qué punto se verá afectada la economía colaborativa, por ejemplo? La digitalización de las empresas se va a ver acelerada y esto va a cambiar los modelos operativos en las empresas, ya que también tenemos consumidores más digitalizados y con una mayor preocupación por su salud y bienestar, tanto físico como emocional. Estos, junto con otros factores, harán del mundo algo muy distinto de lo que hemos conocido hasta ahora.