Optimistas con recursos:
Natalia Sánchez ‐ Weber Shandwick

Una visión positiva de lo vivido.

La actualidad ha hecho que todos nos hayamos tenido que reinventar y adaptar a una nueva forma de trabajar, de comunicarnos y colaborar. Ha sido un punto de inflexión, de volver a aprender sobre lo establecido y marcarnos nuevos retos unidos a nuevas costumbres.  Sin duda, en esta crisis destacaría la capacidad de adaptación que las organizaciones han demostrado tener, la rapidez con la que el empresario y el trabajador se han visto inmersos en un nuevo modelo de trabajo. De hecho, si tuviera que utilizar una palabra clave que defina cómo actuar en entornos VUCA sería recalcular. Tenemos que ser conscientes de que el cambio es nuestra única constante y, por ello, tenemos que ser extremadamente ágiles. Además de la forma de trabajar, también ha cambiado la forma de relacionarnos. Las empresas han sabido adaptarse en un tiempo record a un entorno cambiante donde no podían hacerse planes a largo plazo. Hubo que improvisar nuevas formas de pensar, de hacer equipo, de relacionarse con los clientes. Hemos aprendido mucho en términos de resiliencia, pero sobre todo hemos visto que somos capaces de adaptarnos y que la creatividad, muchas veces, ha sido nuestra mejor aliada. Es cierto que, en el momento inicial, donde primaba la incertidumbre, hubo que activar nuevas fórmulas para continuar dando lo mejor de cada uno sin saber muy bien si el camino elegido había sido el correcto, pero sin duda una de las lecciones aprendidas es que rodearte de un buen equipo que te acompañe en estos momentos más difíciles te deja la sensación de que juntos podemos conseguir lo que nos propongamos.

Retos para el futuro.

Hay aspectos que la situación generada por la pandemia han acelerado, como la digitalización. En ese sentido, la forma de consumir y de comprar va a ser diferente. Durante el 2020, la compra online ha cogido peso y es algo que se mantendrá en el futuro. Las empresas, grandes y pequeñas, han de tener presente ese comportamiento y por ello deberán reforzar su venta online, basando su estrategia en datos y sabiendo responder a las necesidades del consumidor. Esta tendencia, lejos de decrecer durante 2021 se mantiene, por lo que las empresas continuarán reforzando su estrategia digital donde el formato híbrido (presencial y digital) converge, pero también de transformación digital de sus modelos de negocio. Dicen que cuando una rutina se aplica durante más de 6 meses se convierte en un cambio permanente, y esta situación se prolonga ya por más de un año. Esto significa que, la nueva normalidad es, en realidad, otra realidad en la que la cultura de la presencialidad ha perdido peso. En el ámbito laboral es innegable que el estamos ante modelos más flexibles de trabajo donde se prima la consecución de objetivos y no tanto el poner el foco en horarios rígidos o en espacios concretos de trabajo. Porque, ¿de qué sirve pasar 8 horas en una oficina delante de un ordenador si la inspiración o la resolución a un problema puede venirte cuando caminas o te das una ducha?. Esta flexibilidad abre la oportunidad también para la captación de talento en otras zonas geográficas y no solo en la misma ubicación donde está la sede central de la empresa. En líneas generales, vemos una aceleración de la transformación digital, la instauración de formatos híbridos y del cambio como única constante, la necesidad del aprendizaje continuo para adaptarnos a las nuevas realidades y, por ello, la agilidad y la flexibilidad como atributos indispensables en todos los planos sociales: empresas, trabajadores, ciudadanos, instituciones… de ahí que la palabra recalcular sea clave.